Formas Dignas de Coexistencia: Una Alternativa Latinoamericana al Desarrollo Sostenible

Entrevista con Juliana Cepeda, coautora del libro “Formas Dignas de Coexistencia”


En tiempos donde el desarrollo sostenible domina los discursos institucionales, emerge desde América Latina una propuesta más profunda: las formas dignas de coexistencia. Conversamos con Juliana Cepeda, una de las autoras de este libro que replantea nuestra relación con la naturaleza y los territorios.


¿En qué momento nació la necesidad de hablar de formas dignas de coexistencia y no solo de desarrollo sostenible?

Más que a una temporalidad, yo eso se lo pondría a un lugar, en los conceptos. El concepto de desarrollo no es un concepto que haya nacido desde América Latina, desde estas necesidades y formas de vida. Creo que siempre, desde la imposición del desarrollo —digamos en los 60s, 70s— ha habido unas resistencias a esta concepción de progreso y unas particularidades latinoamericanas y, digamos así, colombianas, que hacen que muchas de las visiones y necesidades propias no se entiendan y no casen con este concepto de desarrollo.

Entonces creo que desde este momento nace esa necesidad de pensar en formas de desarrollo alternativas, llegando a esta concepción de las formas dignas de coexistencia.


¿Cómo cree que se logran articular los saberes académicos con los saberes campesinos y ancestrales para fomentar la agroecología y el concepto de “formas dignas de coexistencia”?

Yo siento que las formas dignas de coexistencia son en sí un diálogo precisamente entre estos tres saberes: campesinos, ancestrales y académicos. Esta es una definición que damos desde lo académico, pero evidentemente esas formas dignas de coexistencia, esas iniciativas, existen desde la sabiduría campesina y ancestral.

Por lo tanto, en sí las formas dignas de coexistencia y esta concepción viene ya de un diálogo y son como una herramienta, digamos, para visibilizar estas soluciones, saberes, propuestas que se dan desde lo ancestral y lo campesino, y darle un marco de caracterización académico para ser mejor entendidas.


¿Qué enseñanzas de la naturaleza podrían transformar la vida cotidiana de las personas y familias?

Esta es una muy buena pregunta. Yo creo que la naturaleza es siempre una maestra impresionante y que nos habla todo el tiempo. Las enseñanzas son muchas, son muchas.

Yo creo que una de las enseñanzas más grandes que nos da la naturaleza es la del amor, el respeto y la convivencia con seres que son muy diferentes a nosotros. Esa sería una que propondría.

Y otra que propondría es la paciencia y el lenguaje de la paciencia y el tiempo de la naturaleza. La naturaleza nos propone tiempos, nos propone ciclos, nos propone cambios, incomodidades, y siento que ese diálogo continuo con nosotros es un gran aprendizaje. Tal vez no dominar la naturaleza, sino más bien escucharla, admirarla y vivenciarla.


¿Cuáles son los mayores obstáculos para construir formas dignas de coexistencia en lo rural en Colombia?

Realmente, las formas dignas de coexistencia tienen como base que superan estos obstáculos. Las hemos definido como estrategias que se implementan desde las comunidades de base para propiciar y mantener una vida digna en un ambiente sano y un ambiente sano en el territorio. Pero es que ya existen, están presentes en los territorios como iniciativas múltiples que han dado respuesta a multitud de desafíos.

Entonces, tal vez por qué no se promueven más, por qué no crecen más, sería más adecuado que pensar en los obstáculos. ¿Cuál es la principal limitación ahí? Bueno, yo creo que hay varias. Una, el apoyo desde la institucionalidad. Y lo segundo, el tejido social, la falta de articulación en el tejido social. Si hay un tejido social articulado, yo creo que estas formas dignas de coexistencia tienen muchísimas posibilidades de multiplicarse, porque como les digo, siento que existen, pero tal vez deberíamos pensar en su escalabilidad.


¿Cómo cree que la coexistencia, según los planteamientos del libro, puede promover la salud mental?

Para esta última pregunta no tengo una respuesta porque realmente no nos hemos adentrado a explorarlo en profundidad. Entonces, creo que esto que voy a decir se queda corto sobre cómo la coexistencia puede promover la salud mental. Pero bueno, me voy a lanzar a dar un par de hipótesis.

Primero, creo que la coexistencia, las formas dignas de coexistencia, promueven la dignidad, sin la que no puede haber salud mental. Y la coexistencia con la naturaleza… siento que esta coexistencia con la naturaleza es muy positiva para todos los seres humanos. La naturaleza es una fuente de salud muy, muy grande, es una fuente muy grande de bienestar.

El solo hecho de estar en la naturaleza ya nos genera un montón de beneficios. Voy a nombrarlo de manera muy biológica, pero cuando nosotros estamos en contacto con la naturaleza, en un espacio verde, un bosque, un jardín, inmediatamente nuestro cerebro secreta serotonina. Con el aroma de las plantas, inmediatamente se secretan endorfinas. Y bueno, ahí hay toda una activación de ese sistema límbico que nos genera bienestar.

Incluso se ha estudiado que estas estancias, que pueden ser muy cortas en la naturaleza —hablo de media hora, una hora, lo que llaman en algunos lados “los baños de bosque”— es un ejercicio que puede bajar los niveles de cortisol, que sabemos que es la sustancia encargada del estrés en nuestro cuerpo.

Entonces, ese contacto con la naturaleza así tan básico, tan corto, ya nos genera este montón de beneficios. ¿Qué más que generar unos lazos más estrechos, más de convivencia, más de plantearse una coexistencia y un habitar con la naturaleza?


Sobre el libro: “Formas Dignas de Coexistencia” documenta y analiza iniciativas comunitarias en Colombia que construyen alternativas al modelo de desarrollo convencional, poniendo en diálogo saberes académicos, campesinos y ancestrales para promover la agroecología y el buen vivir en los territorios.